miércoles, 8 de junio de 2011

Caemos, nos levantamos, hacemos daño, nos arrepentimos por el daño, nos lastiman, perdonamos a quien nos lastima, todo parece perfecto, pero, ¿qué falta? Que lo hacemos mecánico. Arrepentirse significa hacer TESHUVA, es regresar al momento del daño, es volver y darnos cuenta dónde fué que fallamos, es ver a quien dañamos, su sentir, su dolor, su pena. Solo entonces puedo pensar en cambiar, remediar o simplemente reconocer nuestro fallo, ser consciente del dolor que causamos y no volverlo hacer. Perdonar es ponernos en el lugar del otro, como un espejo y luego... olvidar. El arrepentimiento y el perdón nos acerca a nuestro Creador, nos hace uno con el otro, ahì es cuando sentimos que Diós es misericordioso y no es que antes no lo fuera, es que ahora estoy mas cerca y lo puedo sentir. Lo sentimos cuando NOSOTROS somos misericordiosos con los demás, aquellos que nos lastiman, que nos humillan, que nos ofenden o que simplemente son tan diferentes a nosotros que no concordamos; no se trata que tengamos que humillarnos, se trata que debemos tener compasión. "Porque lo que das es lo que recibes".

No hay comentarios:

Publicar un comentario